Rafaías Villán ha tomado la decisión. Aún no se lo ha contado a su padre, por lo que cualquier conversación sobre este tema tiene que ocurrir afuera del destartalado apartamento de su padre en Maiquetía, a unos 30 minutos de Caracas.
Por NPR
Villán se va de Venezuela.
“Te lo digo, dos días después de las elecciones, estaba listo para salir corriendo”, dice.
Tomó la decisión después de que la autoridad electoral de Venezuela anunciara el mes pasado, sin proporcionar ninguna evidencia, que el presidente autoritario Nicolás Maduro había sido reelegido para un tercer mandato.
El programador de 38 años está tratando de encontrar vuelos para viajar con su esposa y sus dos hijos, pero no ha tenido mucha suerte.
Espera unirse pronto a las decenas de miles de venezolanos que ya han huido a Estados Unidos a lugares como Doral, Florida, y Katy, Texas, en las afueras de Houston.
En Estados Unidos, los venezolanos que han emigrado están prestando mucha atención a los acontecimientos en su país de origen.
Luisana Tolosa trabaja en un restaurante venezolano en Katy, también conocido como Katy-zuela debido a la gran cantidad de inmigrantes venezolanos que ahora lo llaman hogar.
La ingeniera en telecomunicaciones y profesora universitaria abandonó su país natal hace un año con su madre y sus tres hijos.
“Hasta el último día, cuando ya tenía mi vuelo reservado, me decía: ‘Dios mío, no quiero irme, pertenezco a este lugar’”, le cuenta Tolosa a NPR durante un descanso del trabajo. “Sabía que todo estaba mal, pero lo negaba”.
Ella dice que antes de las elecciones del 28 de julio estaba decidida a regresar.
“Dije: ‘Me quedaré un año más y regresaré’”, dijo Tolosa. “Venezuela necesita que todos los que estén dispuestos a reconstruir el país regresen”.
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