Sentado a la mesa de la cocina, Matt se esfuerza por relatar los acontecimientos de los últimos meses. “En cuanto supe que se trataba de un suicidio, me convencí al 100% de que había sido la estafa”, dice.
Por CNN
“Nuestro padre fue, desde el día en que nací hasta hace seis meses, siempre una persona positiva y feliz. Esto era literalmente lo único que le había pasado en la vida, hasta el punto de cambiarlo, y simplemente lo destrozó”.
En una granja de caballos del norte de Virginia, rodeada de extensos campos y establos, la familia se reúne en casa de su hermana menor Adrienne, algo que han hecho mucho en los tres meses transcurridos desde que su padre se quitó la vida tras ser víctima de una estafa denominada “pig butchering” o “carnicería de cerdos”.
Estas estafas, la mayoría de ellas dirigidas desde el sudeste asiático, reciben ese nombre porque consisten en “engordar” a las víctimas antes de quedarse con todo lo que tienen. Los estafadores adoptan identidades falsas en Internet y pasan meses preparando económicamente a sus víctimas para que inviertan en sitios web fraudulentos de criptomonedas.
Dennis Jones, ávido corredor y fotógrafo, era adorado por sus hijos y nietos. Descrito como “un poco activista” por su familia, el hombre de 82 años pasó gran parte de su jubilación trabajando con refugiados y debatiendo sobre política en Internet. Pero en los últimos meses de su vida se alejó de su familia y, tras divorciarse hace años, entabló amistad en Facebook con una mujer llamada Jessie.
Los dos llevaban meses hablando por Internet y entablaron una estrecha relación. Al final, Jessie convenció a Dennis para que invirtiera en criptomonedas.
Dennis accedió. Sin llegar a conocer a Jessie en persona, se gastó todo lo que tenía y, cuando ya no le quedaba nada, ella le exigió más. Hasta que un día el dinero desapareció, dejándolo en la ruina.
A principios de marzo, los hijos de Dennis programaron una reunión para ayudar a su padre a recuperarse tras la estafa. El plan era que se fuera a vivir con Adrienne y su familia. “Queríamos que supiera que íbamos a cuidar de él”, dijo Matt.
Pero la mañana de la reunión ninguno de ellos pudo contactar con Dennis. Matt condujo hasta el departamento de Dennis, pero no estaba en casa y todas las llamadas iban directamente al buzón de voz. Pensaron que debía de estar haciendo una de sus largas carreras. Una hora más tarde, la policía llamó a la puerta de Matt para informarle de que Dennis se había quitado la vida.
Dennis es una de las innumerables víctimas de una enorme operación delictiva mundial dirigida principalmente por bandas chinas que han creado una industria de estafas multimillonarias en el sudeste asiático. Allí han reunido un ejército de estafadores, muchos de ellos retenidos contra su voluntad en complejos vigilados y obligados a estafar a personas de todo el mundo con los ahorros de toda una vida.
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