Cinco playas, 24 oleadas y cientos de miles de soldados: los números del Día D, la operación militar más grande de la historia

Cinco playas, 24 oleadas y cientos de miles de soldados: los números del Día D, la operación militar más grande de la historia

La decisión de invadir Europa, a través del Canal de la Mancha y en la región de Normandía fue tomada por el presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, y el primer ministro británico Winston Churchill, en la Tercera Conferencia de Washington (CORBIS/Corbis via Getty Images)

 

El desembarco en Normandía es la operación militar más grande en la historia de las guerras por su gesta, por su proeza, por su audacia, por la estrategia, pero principalmente por la cantidad de instrumentos bélicos y de personas que estuvieron involucradas. Se estima que al menos tres millones de habitantes participaron de esta invasión en la costa noroeste de la Francia ocupada por el régimen nazi. Ocurrió el 6 de junio de 1944, hace exactamente ochenta años. Significó la avanzada militar que dio comienzo a la desarticulación del Tercer Reich y con ello al fin de la Segunda Guerra Mundial. Menos de un año después, el 30 de abril, Adolf Hitler se quitaba la vida en el búnker de la cancillería y el segundo día de septiembre de 1945, tras la capitulación postergada de Japón, se decretó la finalización del conflicto bélico, que -según estimaciones no oficiales- dejó un saldo de más de ochenta millones de muertes, por encima del 2% de la población mundial.

Por infobae.com





La decisión de invadir Europa a través del Canal de la Mancha y en la región de Normandía la había tomado el presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, y el primer ministro británico Winston Churchill, en la Tercera Conferencia de Washington, conocida con el nombre en código de “Tridente”, entre el 12 y el 25 de mayo de 1943. Allí consagraron a los dos líderes de la Fuerza Expedicionaria Aliada: el general Dwight Eisenhower y el mariscal Bernard “Monty” Montgomery. Y establecieron las cinco playas del desembarco: Utah, Omaha, a ser tomadas por Estados Unidos, Sword y Gold, objetivo de los británicos, y la playa Juno destinada al desembarco de tropas canadienses y polacas.

Los aliados necesitaban abrir un segundo frente en Europa para desafiar el dominio del nazismo. Luego de la derrota de Hitler en Stalingrado, era menester socavar su autoridad desde otro ángulo: un desembarco masivo proveniente de Inglaterra para establecer una “cabeza de playa” al norte de Europa, con propósito de empezar a desmantelar el yugo nazi en el continente. La llamaron la Operación Overlord (“Jefe supremo”) y la primera fase, Neptuno: suponía la invasión anfibia más compleja del conflicto. “La de Normandía fue sin duda una batalla de material, y los soldados pudieron ver en todo momento el efecto de esto”, sostuvo el historiador alemán especializado en la Segunda Guerra Mundial y doctor por la Universidad Ludwig-Maximilians en Munich, Peter Lieb, en relación al uso masivo de armamento y material de guerra.

Los alemanes habían fortificado intensamente la costa atlántica para resistir cualquier ataque. Se la llamó la Gran Muralla del Atlántico. Esperaban alguna ofensiva del enemigo. Lo que no sabían era por dónde, cuándo ni cuántos. Fueron, en total, 24 oleadas aliadas que machacaron la resistencia. Era necesario, para los aliados, desviar su atención hacia un punto alejado del lugar elegido para el desembarco: la región de Normandía. La acción estaba prevista para el lunes 5 de junio, pero se retrasó por la vital intervención del capitán James Martin Stagg, quien como meteorólogo de la Real Fuerza Aérea, tenía la responsabilidad de pronosticar el clima sobre el Canal de la Mancha y las costas francesas. La meteorología era un factor determinante: nubarrones y tormentas impedirían el apoyo aéreo y el despliegue de paracaidistas en la noche previa, necesarios para asegurar la retaguardia de las líneas alemanas.

El viernes 2 de junio, los barcos ya habían sido cargados de soldados para la mayor operación militar de la historia: más de seis mil buques de guerra de doce países diferentes, una formidable fuerza aérea europea y americana, más de dos millones de hombres, civiles y militares, dispuestos a invadir el continente y acabar con el nazismo y la Segunda Guerra Mundial. Pero resultaba crucial que la ventana climática del caprichoso clima del Mar del Norte lo permitiera.

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