Venezuela ha pasado por distintas etapas desde su fundación, algunas duras y otras más suaves, pero es innegable que nuestro país en los últimos 24 años ha experimentado una continua y marcada división que ha (poco a poco) fragmentado parte de una sociedad que en otros momentos de la historia se mostró muy unida.
Desde hace más de dos décadas se fueron dejando atrás prácticas que eran comunes para el venezolano, prácticas en las que nunca faltaban razones para reunirse fraternalmente a compartir, pero como “esta época del año” nos invita a recordar: algunos siembran cizaña y otros siembran paz.
La paz social ha sido atacada una y otra vez durante todos esos años, y con esos ataques se fueron creando divisiones entre amigos, entre compañeros de estudios y de trabajo, y peor aún, se fueron creando divisiones entre vecinos y familiares. Estas grietas fueron aumentadas por el terrible éxodo que el pueblo venezolano experimento, ya que en búsqueda de oportunidades de sobrevivir, muchas personas decidieron emigrar, pero cada persona que se va, deja parte de sí en su tierra natal, deja parte de su esencia, y se va con algo en común con las personas que se quedan: ¡esperanza!, el sueño de que llegará el momento de la reunificación, de volver a sentarnos con nuestros vecinos y familiares, y volver a fijarnos, no en los males que hoy nos agobian, sino en lo hermoso de la sonrisa de nuestros hermanos, ¡de nuestro prójimo!
Hoy, a pesar de las predicciones fatalistas de algunos, de las adversidades que el régimen plantea, y para la buena sorpresa de parte de la población, ese amarillo, ese azul y ese rojo de nuestra bandera, vuelven a ondear al mismo paso, al mismo tiempo y con la misma brisa, ¡con esa brisa que trae libertad!
Hoy Venezuela entera celebra una cosa, y eso es que hoy HAY UNIDAD, y que en esa unidad seguimos caminando hacia la libertad definitiva de nuestra hermosa nación.
Hoy vemos un tricolor más brillante, ¡más fulgurante!, vemos nuevamente la unidad en nuestra bandera y en nuestra gente: ¡hoy vemos el renacer de Venezuela!
La esperanza está presente, las ganas de trabajar en esta gesta histórica también están aquí, y los millones de corazones que laten en nuestra nación se afinan en un solo ritmo, ¡en un solo y fuerte latir!, un latir de vida. Y con esa fuerza, con esa esperanza, y con ese latir: ¡seguiremos trabajando por la libertad!, por la participación de cada ciudadano en esta elección presidencial, seguiremos invitando y motivando a todas las personas a inscribirse y a actualizar sus datos en el registro electoral, ¡juntos lograremos la libertad!