Si existe un aspecto en el que Donald Trump se mantuvo firme durante su período como presidente hasta ahora, es sin duda su enfoque sobre las políticas migratorias de Estados Unidos. El exmandatario, que actualmente figura como uno de los favoritos del Partido Republicano, prometió implementar una serie de medidas dirigidas tanto a extranjeros residenciados de forma legal en el país, como para aquellos que están indocumentados, lo que incluye las deportaciones masivas.
Por La Nación
Su mirada sobre la inmigración no difiere en gran medida de lo que fue en 2016, durante su primera campaña presidencial. El político y empresario se comprometió a expandir el muro fronterizo que hoy divide algunas zonas del sur de Estados Unidos con México.
Asimismo, planea poner de nuevo en marcha un programa vigente durante su administración con el que se le exigía a aquellos que solicitaban asilo, que aguardaran en México mientras un juez se decidía sobre su caso.
Desde que inició su campaña con miras a resultar electo en las primarias del Partido Republicano, que ocurrirían durante el primer trimestre del año que viene, Trump prometió poner fin a la ciudadanía por nacimiento para los hijos de inmigrantes, así como negar legalmente el ingreso al país a inmigrantes basado en sus creencias ideológicas.
La batería de medidas también incluye delegar a la Guardia Nacional para que efectúe las deportaciones masivas. En una reciente entrevista, el empresario sugirió que los inmigrantes “envenenaban la sangre de Estados Unidos”.
Las propuestas del expresidente distan, en gran medida, del escenario de la Administración actual. Para llevar a cabo su plan, tendría que atravesar varias barreras legales a nivel federal y estatal y hacer un uso importante de los recursos económicos, lo que debe ser aprobado por el Congreso nacional.
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