Luis Barragán: La universidad entre San Blas y Almagro

Luis Barragán: La universidad entre San Blas y Almagro

Luis Barragán @LuisBarraganJ

Extraordinario el reciente discurso de recepción del premio Alma Mater UCV 2023,  pronunciado por la Dra. Gioconda Cunto de San Blas (https://giocondasanblas.blogspot.com/2023/06/discurso-de-recepcion-del-premio-alma.html?m=1&s=08).  Supimos por vez primera de ella, gracias al premio que le concedió tiempo atrás la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar, y, ahora, con el adecuado y valiente acento que las circunstancias imponen, ha dado una respuesta que demasiada falta hizo el 26 de mayo al frustrarse las consabidas elecciones de autoridades en la ciudad de Villanueva.

Voz eminentemente académica que reconoce la política, la inevitable política en la vida universitaria y, curiosamente, es una bióloga molecular y bioquímica de evidente sensibilidad literaria, con sobriedad supo alertar sobre los cambios ocurridos en el mundo durante estos catorce años y la atención que la ciudadanía presta a lo que puede acontecer en la casa de estudios, luego de la “jornada bochornosa” del 26. Imposible soslayarla por la opinión pública nacional, por lo que  con sobrada razón la comunidad universidad no debe darle la espalda, siendo un mensaje de indispensable lectura de todo aquel al que le corra sangre por las venas.

Sobre todo, porque está pendiente la nueva convocatoria electoral que, muy probablemente, reclame una segunda vuelta para la definitiva resolución de lo que puede ser un drama ilimitado gracias a la naturaleza del régimen que prevalece en Venezuela. Lejos de arredrarnos, ha de fortalecernos atendiendo los inmensos desafíos que, dentro o fuera del país, tenemos los venezolanos para salvar a la universidad, salvando al país y viceversa.

Antes del 9 de los corrientes, aspiramos a una intensificación de la campaña que trascienda meramente lo electoral, generando la confianza, el respeto, la determinación y el compromiso necesarios. No ha habido recursos para la realización de actos, la edición y pega de los afiches muy antes acostumbrados, o la musicalización masiva del mensaje, por cierto, intactos los solitarios pendones que avisan de la UCV ocupada por una comisión presidencial del gobierno que en 2014 y 2017 se llevó por el medio a centenares de jóvenes. No obstante, extrañamos y mucho, las movilizaciones y seguramente un acto espontáneo y multitudinario en la Plaza del Rectorado, el día 26, hubiese evitado la confusión que otros incidentes chaplinescos aportaron, como la violenta irrupción de los colaboracionistas del gobierno nacional a los que después premiaron y complacieron con la reapertura del comedor que usan como bandera.

No cabe duda que el madurismo quiere echarle la mano a la UCV, dada su innegable proyección, ubicación estratégica e instalaciones, pero nunca ha logrado generar fórmulas convincentes y propias en el sector estudiantil y profesoral. Lo intentó en los inicios del siglo, e,  incluso, interpretándolo por entonces como parte del proceso constituyente, tomó por la fuerza la sede rectoral, secuestrando al Dr. Giuseppe Giannetto con la idea de que cediera el rectorado al Dr. Agustín Blanco Muñoz que aguardaba en la esquina: un grotesco acto de violencia que resistió gallardamente el legítimo rector, denunciando la confabulación que implicó también a la dictadura cubana que entrenó a los tomistas.

Fracasada de antemano cualquier opción protagónica y abierta, el oficialismo ha optado por candidaturas encubiertas, en buena medida secundarias, o apenas visibles. La mano peluda va moviendo las piezas, sin dejarse ver por la opinión pública, con la idea de enredar la situación, poniendo a prueba la resistencia de una comunidad a la que de un modo u otro  atemoriza.

Es necesario realizar las elecciones, aunque luego inventen judicializarlas a fondo, elevando el costo político de la definitiva intervención de la universidad, como ha hecho prácticamente con todas. Valga recordar el precedente de Sartenejas que, por la falta absoluta del legítimo rector titular, reemplazó a los vicerrectores que el propio régimen había designado antes, por un rector y dos vicerrectores de una incuestionable devoción oficialista. Entonces, importa perseverar y mucho para que no acaben con la UCV a la que solamente pintoretean.

Digamos de dos perspectivas: la una, de San Blas que no teme en denunciar los hechos, pero insiste también una labor pedagógica. Intensificar la campaña para elevar las banderas de la autonomía, implica saber qué es la universidad, por qué defenderla y reivindicar la autonomía misma, como un aporte a la liberación de Venezuela.

La otra perspectiva, la de Luis Almagro, el secretario general de la OEA, quien sorprendió a todo el mudo, tiempo atrás, proponiendo la coexistencia con los opresores en Venezuela. Esto es, entregar a la universidad para comunalizarla.

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