Un grupo profesionales de la salud egresados de la ULA en el último grado realizado la semana pasada en el Aula Magna de esta casa de estudios superiores en Mérida, ahora son empleados públicos del país.
Corresponsalía lapatilla.com
Sin embargo, no todo es color de rosas, ya que comenzaron esta nueva etapa profesional percibiendo salarios de hambre, a pesar de haberse formado durante años para ser médicos.
La quincena fue depositada este 14 de febrero en la cuenta personal de cada uno de estos jóvenes, que a pesar de las dificultades, con mucho esfuerzo y determinación siguen apostando por Mérida y Venezuela.
El monto depositado en la quincena fue de apenas 178 bolívares o su equivalente en divisa de 7,31 dólares, tomando en cuenta el cambio oficial del Banco Central de Venezuela para este miércoles 15 de febrero.
A otro recién graduado también le depositaron un “sueldazo”: 222 bolívares, monto que no supera los 10 dólares quincenales.
Es de recordar que un grupo de un poco más de 100 jóvenes egresaron la semana pasada como médicos cirujanos, y comenzaron una nueva etapa profesional, dando cumplimiento a lo previsto en el artículo 8 de la Ley del Ejercicio de la Medicina que establece que “es requisito indispensable haber desempeñado, por lo menos durante un año, el cargo de médico rural o haber efectuado internado rotatorio de post-grado durante dos años, que incluya pasantía no menor de seis meses en el medio rural, de preferencia al final del internado. Si no hubiere cargo vacante para dar cumplimiento a lo establecido anteriormente, el Ministerio del Poder Popular con competencia en la materia podrá designar al médico o médica para el desempeño de un cargo asistencial en ciudades de hasta cincuenta mil habitantes por un lapso no menor de un año”.
Sin embargo, establece la norma jurídica prevista que “para el desempeño de cualesquiera de estas actividades, el médico o médica deberá fijar residencia en la localidad sede, lo cual será acreditado por la respectiva autoridad civil y por el Colegio de Médicos u otra Organización Médico-Gremial.”
El salario depositado no alcanza ni siquiera para cubrir gastos para ir a trabajar durante una semana al centro de salud público, mucho menos para costear una residencia, tampoco para adquirir los productos de la canasta básica y aseo personal que se requieren.