La salud mental en Venezuela pende de un hilo

La salud mental en Venezuela pende de un hilo

Psiquiátrico de Bárbula: Un viaje sobre las huellas del no retorno. FOTO: El Carabobeño // Referencial

 

 

 





Desde hace más de un año los días de Alicia Parra están marcados por la angustia, desesperanza y frustración. Para ella, levantarse y ver que tiene poca comida en la despensa, hacer milagros para rendir la pensión de siete bolívares y el temor a contraer el Covid-19 en un país donde el sistema de salud público es precario, se ha traducido en ansiedad, tristeza e indignación.

Corresponsalía lapatilla.com

Su rostro de 72 años luce pálido y decaído, mientras espera un autobús en la avenida Universidad del municipio Naguanagua, en Carabobo. Atribuyó a “las preocupaciones del día a día” el deterioro de su salud física y emocional.

“Ha disminuido bastante mi calidad de vida. Me siento triste porque pienso ‘ay, mañana la niña se va para la clase y le haré la arepita sola con agua’, y enseguida me entra como un desespero y nerviosismo. Es fuerte lo que estamos viviendo, yo no duermo bien, no me siento tranquila en mi vejez y menos con esta pandemia”, expresó.

De acuerdo a un estudio sobre la salud mental de los carabobeños en el contexto pandémico, aplicado por la Unidad de Psicotrauma del Sistema Integrado de Protección Civil y Bomberos de Carabobo, con el Cuestionario de Autorreporte (OPS, 1983), entre mayo de 2020 y marzo de 2021, los indicadores más resaltantes fueron: sentirse nervioso, tenso o aburrido (53.68%); dormir mal (44,26%); haber perdido interés en las cosas (40.14%); sentirse triste (39.42%); cansarse con facilidad (39.42%).

El psicólogo y docente universitario Luiggi Raggio, miembro de la Unidad de Psicotrauma del Sistema Integrado de Protección Civil y Bomberos de Carabobo, precisó que los resultados de la encuesta, aplicada a 558 carabobeños, dan evidencia de indicadores de ansiedad, depresión y estrés.

Destacó que si bien es cierto que la pandemia afecta el bienestar psicológico y contribuye con el aumento de los niveles de estrés y ansiedad en la población, no se le puede atribuir la totalidad de la carga explicativa de estos síntomas. Puntualizó que el factor socioeconómico, estresores familiares, asuntos de la vida personal y temas laborales influyen en el malestar emocional.

Costosas consultas

Sarai Arias, una joven de 19 años de edad, califica como “agobiante” atravesar la pandemia de Covid-19 en medio de la crisis económica. “La gente cree que por que uno es joven, entonces no se preocupa. Toda la situación país y la pandemia me agobia. Yo vivo con un estrés, triste e inquieta. A veces pienso en ir a un psicólogo, porque me afecta mi día a día, pero es muy caro. Si el país estuviera bien, sería más fácil tener estabilidad emocional”, dijo al tiempo que su voz se quebraba.

Pedro Guzmán, otro carabobeño encuestado, afirmó que se ha sentido decaído y con poca energía. “Mis hijos dicen que no soy el mismo, que me anime, pero yo no sé ni cómo sentirme”, expresó.

Raggio explicó que cuando las emociones displacenteras ocupan la mayor parte del día afectando las actividades, calidad del sueño, relaciones interpersonales, productividad y satisfacción por la vida, es momento de pedir ayuda psicológica profesional.

Los precios de una terapia psicológica en Valencia oscilan en promedio entre 20 y 40 dólares por sesión. El salario mínimo en Venezuela es de 7 bolívares al mes.

Políticas públicas de salud mental

Según datos del más reciente informe Atlas de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado el año pasado, en 2020 solo 51% de los 194 estados miembros de la OMS informaron que su política o plan de salud mental estaba en consonancia con los instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos, porcentaje que es muy inferior a la meta del 80%.

“Es sumamente preocupante que, a pesar de la evidente y creciente necesidad de servicios de salud mental, la cual se ha agudizado aún más durante la pandemia del Covid-19, las buenas intenciones no se vean acompañadas de inversiones. Debemos atender esta llamada de atención y actuar al respecto acelerando drásticamente el aumento de la inversión en salud mental, porque no hay salud sin salud mental”, sostuvo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.

Por su parte, el psicólogo Raggio enfatizó la importancia de diseñar políticas públicas de salud mental, con el objetivo de que se garantice a los venezolanos el acceso a servicios de atención psicológica.

En su criterio, se deben crear servicios accesibles y adaptados a la idiosincrasia y necesidad del venezolano, no servicios burocratizados y desactualizados ni con costos irreales.

Señaló que pese a que los profesionales de la salud mental que están en la red pública dan toda su entrega a diario, el sistema es precario. “Hay como una dimensión de la salud mental pública garantizada por el Estado que no es suficiente, no hay suficiente personal, no hay suficiente dotación, incluso a las instalaciones les hace falta mantenimiento, eso es una realidad”, afirmó.

Puntualizó que en Carabobo, el Hospital Psiquiátrico “Dr. José Ortega Durán”, mejor conocido como el Psiquiátrico de Bárbula, ubicado en el municipio Naguanagua, se encuentra muy deteriorado. “Los médicos que trabajan ahí son unos héroes”, dijo.

Cuando fue inaugurado este centro de salud en la década de los 50, las instalaciones fueron referencia en Latinoamérica para la atención de pacientes con alguna patología mental, pero ahora solo queda el recuerdo.

El presidente del Colegio de Enfermería en la entidad, Julio García, aseguró que el centro de salud no está apto para atender a los pacientes psiquiátricos. Aseguró que en el lugar no disponen de equipos básicos necesarios, como esfigmomanómetros, dispositivos de contención y materiales para realizar la limpieza de arrastre en el nosocomio.

“El lugar luce de un aspecto tenebroso y cruel no apto para el cuidado de seres humanos (…) La atención del paciente con diagnóstico psiquiátrico es de alta especialidad y complejidad, y es fundamental como parte de la salud mental colectiva e individual“, manifestó García en una entrevista a La Patilla en octubre de 2021.

El psicólogo Luiggi Raggio indicó que también existen los servicios de salud mental implementados por el gremio de psicólogos. Subrayó que la Federación de Psicólogos en Venezuela, Psicólogos Sin Fronteras, la Universidad de Carabobo, los Colegios de Psicólogos, la Sociedad Psicoanalítica de Caracas, entre otros que se suman a la lista, son instituciones que ofrecen el servicio gratuito o a bajo costo.

Sin embargo, Raggio manifestó que resulta complicado implementar servicios de este tipo cuando no hay financiamiento económico. “Es súper difícil porque entonces tienes que buscar voluntarios, pero eso es trabajo también y a los profesionales hay que pagarles. Esto requiere recursos, traslados si hay que movilizarse a alguna comunidad (…) Debe haber unos recursos disponibles tanto para ese servicio como para los gastos asociados, ya que con el bolsillo propio es muy difícil”.

Recursos personales de afrontamiento

El también secretario académico del Centro de Investigación de Ciencias Económicas y Sociales (Cifaces) de la Universidad Arturo Michelena (UAM), afirmó que se han incrementado los diagnósticos de ansiedad, respecto a los casos de depresión, en medio de la pandemia por Covid-19.

Ante esto, Raggio sugirió que para cultivar bienestar emocional y disminuir los niveles de estrés es recomendable hacer actividades relajantes como caminar, yoga, respiración y meditación. A esto se le suma contar con una red de apoyo con familiares, amigos y conocidos.

Además, señaló que es necesario mantener una rutina aun en medio de la pandemia. Explicó que mantener un orden y planificación flexible, dará la sensación de estabilidad.

Destacó que el manejo de alguna de estas técnicas ayudarán a afrontar el día a día de mejor manera. Sin embargo, reiteró que si la persona siente una insatisfacción con la vida, pérdida de productividad, calidad del sueño, debe asistir a sesiones con un profesional certificado, un psicólogo o un psiquiatra.

Comentó que algunas personas tienen la creencia de que acudir a un profesional de la salud mental es sinónimo de debilidad y por eso se niegan buscar ayuda. No obstante, alertó que un manejo inadecuado de las emociones puede traer consecuencias en la salud física o enfermedades psicosomáticas.

“A veces las personas dicen ‘tengo que ser fuerte’, pero nos preguntamos ¿cuánto tiempo llevas luchando solo y hasta qué costo eso pudo ser beneficioso o no para tu salud mental? (…) Ir al psicólogo es un acto de amor propio, de autocuidado, de higiene mental, es como limpiar la casa. Si no limpias la casa se llena de alimañas, suciedad y puede ser más difícil habitarla. Pero si la limpias, puede ser más agradable para ti y para quienes te visitan”, dijo.

Finalmente, Raggio hizo un llamado a las autoridades a tomar en cuenta los indicadores de la investigación e implementar políticas públicas en materia de salud mental para los venezolanos.