Carlos Ochoa: Un pasito palante y otro patrás

Carlos Ochoa: Un pasito palante y otro patrás

Ciertamente en política es común cambiar de opinión para llegar a acuerdos o trazar una nueva hoja de ruta, pero en ciertas ocasiones estos giros nos dejan estupefactos. Juan Guaidó ha sido protagonista de una cabriola discursiva recientemente que contradice su estrategia acertada o no, supongo que tiene una razón para ello que deberá explicarle al país.

Por lo pronto intentemos leer que está pasando en el gobierno interino y el G4 para que Guaidó en vez de pedir a Estados Unidos y la Comunidad Europea un endurecimiento de sanciones por la burla del fallido revocatorio, coloque como carnada para sentarse en una reanudación del dialogo en México, el ablandamiento de la única arma efectiva que dispone el gobierno interino para enfrentar a Maduro, las temidas sanciones económicas y las acusaciones por presuntos delitos de lavado de dinero y operaciones de narcotráfico, porque las acusaciones por violación de derechos humanos cursan sus tiempos legales en la Corte Penal Internacional. 

Para nadie fue sorpresa que Maduro torpedeara el revocatorio en su contra, dejándolo expuesto a las críticas de las democracias del mundo libre, incluyendo a la de países amigos del régimen que se han cuidado de mantener una distancia prudencial con respecto a este tema y otros de violación de derechos humanos. El gobierno de Putin ha alardeado de utilizar a Cuba, Venezuela y Nicaragua en la crisis de Ucrania, lo cual no deja de ser una fanfarronada porque la economía rusa no le permite el desplazamiento de tropas por períodos prolongados a lugares distantes, se afirma que en Venezuela ya hay personal ruso desde hace tiempo para mantener los equipos de misiles, aviones, helicópteros que desde los tiempos de Chávez Rusia le ha venido vendiendo a Venezuela, pero tropas como tal no tienen presencia en el país. Esta situación introduce a Venezuela en un escenario internacional que trata de revivir una miserable versión de la recordada guerra fría como farsa, si tomamos lo escrito por el filosofo alemán Karl Marx inspirado en una idea de Hegel, para citarlo correctamente dijo: “la historia ocurre dos veces: primero como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”. La tragedia en este caso fue la crisis de los misiles que instaló la extinta Unión Soviética en Cuba (1962) y que por poco desencadena una guerra atómica mundial, la amenaza de Putin es una farsa porque no tiene la capacidad para concretarla pero coloca a Venezuela en el radar del Departamento de Estado y le da otro matiz a la crisis venezolana de orden geopolítico.





La respuesta de Maduro a las declaraciones del gobierno ruso ha sido el silencio, con el aborto del revocatorio por parte del CNE se cierra una opción y el régimen pasa a la ofensiva amenazando a Guaidó con cárcel, en el pasado también se habían proferido amenazas pero esta vez parece que va en serio, Guaidó se puede convertir en un rehén de Maduro para negociar con los Estados Unidos el tema de las sanciones sin intermediarios ni diálogos, en este contexto es que se produce el cambio de Guaidó que abandona los mantras y el primer mandamiento que afirma que sólo se pueden dar elecciones libres, democráticas y verificables con Maduro fuera del poder, para alinearse con el G4 en una convivencia con el régimen, que ha repetido que solo se medirá electoralmente  en el 2024.

El problema es que el país no soporta más un gobierno sin soluciones y la crisis de la diáspora aumenta cada día amenazando la estabilidad de la región, los intentos de revivir el dialogo de México con concesiones a Maduro son una muestra de profunda debilidad del gobierno interino, que de gobierno tiene poco y con este giro entrega prácticamente las armas que tanto han cercado a Maduro y tienen en una celda a uno de sus más importantes operadores el colombiano Alex Saab.