Cualquier penepén, por @ArmandoMartini

Cualquier penepén, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Así decían las damas de hace un siglo ante un bolsa con alardes, para no llamarlo soberano pendejo-, forma su grupo electoral y se lanza con osadía a buscar votos. Antes había pocos partidos políticos con peso, arraigo y alcance para formar parte importante de la vida política nacional y en los estados donde eran influyentes, tenían sedes y militancia; también concurrían una variedad de pequeños partidos que trataban de conseguir lo que pudiesen, o se pegaban a los grandes en busca de algún cargo. Algunos incluso, comenzaron siendo regionales y terminaron nacionales.

En aquellos tiempos, no tan remotos, en los partidos políticos, independiente de su corpulencia e influjo, participaban y simpatizaban ciudadanos de buenas costumbres, principios, valores, de primera categoría dignos de ser seguidos. Y hasta el nocivo y perjudicial Partido Comunista, tuvo dirigentes, a los cuales no daba vergüenza escuchar. 

Cuando una parte del comunismo indigestado, hastiado de perder tiempo y prestigio ubicado en extremismos, da inicio el Movimiento al Socialismo, versión de un marxismo moderado, que con manipulación y engaños, capto juventudes y mantuvo niveles de popularidad aunque nunca llegase al poder por votos. La izquierda comunista nunca ha sido popular en Venezuela.





Desinflado, luego de su estallido y unas elecciones donde compitió con su Acción Democrática original, el Movimiento Electoral del Pueblo tuvo líderes verdaderos, merecedores de ser seguidos, y respetables dirigentes sindicales, mientras partidos pequeños, sostenían el decoro político para una oposición digna de ser atendida y escuchada.

Pero todo se vino abajo, como la Venezuela filtrada, exprimida, el bagazo dejado por la fracasada revolución de aquél ignorante con simpatía y habilidad mentirosa, que logró aprovechar la riqueza del país que lo hizo Presidente para fortalecer un partido grande en tamaño y pequeño en logros, creado por empeño de un veterano formado en uno de los partidos fundadores de la democracia, Unión Republicana Democrática, acertado en sus propósitos iniciales, equivocado en su camino a la consagración; fue quien convenció al desconcertado, ignaro y hablachento mentiroso, de que un partido de militares no tenía sentido ni futuro. Limitado, no estúpido, lo escuchó y dio carta blanca, y es así como nace, consolida y crece el castro-chavismo que hoy se reseca con poder, dinero y militares, pero sin espíritu. 

Se expandió ocupando ansias, expectativas, sueños e ilusiones de quienes vieron cómo, en manos de dirigentes inferiores a los fundadores, los partidos creadores, forjadores y sostenedores de la democracia se iban disolviendo entre pequeñeces, equivocaciones, vanidades y demasiado mirar al pasado sin tener guáramos para manejar el presente y, así, mucho menos el futuro.

Y los nuevos partidos, que debieron ser sustitutos, relevos, continuadores de la fortaleza democrática, no fueron más que un grupete de amigos sin ideas, soberbios e insaciables, de pocos que los fundaron para ser jefes indefinidos por falta de capacidad de un liderazgo auténtico, constreñidos por privilegios, nimiedades e insignificancias individuales, falta de objetivos claros, desinteresados y propuestas sinceras. ¡Cuando uno es joven se es penepén, pero con el paso del tiempo se te va quintando lo joven!

Y de un país harto de unos y otros, decepcionado, sin esperanzas, manejado por volatineros, comediantes, bolichicos, escribidores de infantas, miopes en las redes sociales, opinadores y analistas de repeticiones que mastican cámara y presencia visual más que contenido serio y responsable; aspiran que la mayoría -más del 80%- de los ciudadanos respalden la estúpida iniciativa de impunidad, borrón y cuenta nueva, boicoteando tramites y decisiones en la Corte Penal Internacional. 

¿Cómo exigir a los padres que perdieron hijos por la acción del régimen sea magnánimo? ¿Cómo justificarle a quien robaron su patrimonio, vuelva a empezar después de 20 años, lleno de canas? ¿Con que moral pueden cuestionar la rabia del que vio desintegrar su familia por ambición de poder de sinvergüenzas desalmados? La justicia no calma, tampoco la venganza. ¿Pueden pastores de almas, solicitar el perdón, poner la otra mejilla y olvidar como buenos cristianos? Si lo propusieran serán, con razón, desobedecidos.

Imaginarse avizorar cómo será el futuro. Reflexión que deben hacerse los ciudadanos y en especial, aquellos que tienen responsabilidad política, económica, social y cultural. No será fácil, el sufrimiento ciudadano es enorme, profundo, extenso y cruel, quizás semejante a los que sufrieron en los campos de concentración nazis. Somos país de dirigentes pero no de líderes ni estadistas, tampoco de organizaciones. De declaradores, no de pensadores. De palabrerío, no de ideas. De alardes y pavoneos, no de convicciones. 

Convalidar un fraude electoral no es democracia, es descomposición.

@ArmandoMartini