Para evitar la represión y las detenciones por parte de las fuerzas de seguridad, los manifestantes birmanos antijunta están llevando a cabo “protestas relámpago”, una nueva forma de pronunciarse que consiste en marchas poco voluminosas y de tiempo limitado.
Este tipo de movilizaciones se pudieron ver este martes en Rangún con la marcha de entre uno y dos centenares de personas con pancartas y haciendo el gesto de los tres dedos, símbolo contra la dictadura militar inspirado en la saga de “Los juegos del hambre”.
Los participantes marchan rápido por las calles y luego se dispersan antes de que puedan llegar los militares y la policía, que han matado al menos a 753 civiles en la represión de las protestas desde el golpe militar del pasado 1 de febrero.
El pasado sábado, el jefe de la junta birmana, el general golpista Min Aung Hlaing, asistió a una reunión de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en Yakarta, donde se comprometió a frenar la violencia contra los civiles, iniciar el diálogo y aceptar a un mediador para solventar la crisis.
Sin embargo, la ONG Human Rights Foundation of Monland indicó que al menos una manifestante falleció el lunes a causa de los disparos de las fuerzas de seguridad y varios fueron detenidos en la localidad de Nyaungshwe, en el estado Shan.
El autodenominado Gobierno de Unidad Nacional de Birmania, formado por representantes opuestos a la junta militar, también denunció hoy que los uniformados han acosado a manifestantes pacíficos después de comprometerse a acabar con la violencia.
De hecho, la junta militar matizó este martes en un comunicado que “considerará con cuidado las sugerencias” de los líderes de la ASEAN “cuando vuelva la estabilidad al país”, al subrayar que las prioridades actuales son “mantener la ley y el orden” y restablecer “la paz de la comunidad y la tranquilidad”.
La ASEAN está formada por Birmania (Myanmar), Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.
Desde el golpe, los birmanos han organizado protestas a diario en distintos puntos del país contra los militares y para pedir la libertad de los más de 3.000 detenidos por la junta, incluida la líder del Gobierno depuesta, Aung San Suu Kyi.
Mientras que la mayoría de las protestas son pacíficas, algunos manifestantes han formado milicias que han protagonizado ataques contra los militares o se han unido a las guerrillas étnicas que combaten al Ejército birmano.
Según constató Efe en el fronterizo estado Karen, decenas de jóvenes birmanos se han unido en las últimas semanas a entrenamientos militares con las guerrillas étnicas cansados de los escasos logros de las protestas pacíficas contra la junta militar y dispuestos a responder a los uniformados con las armas.
El Ejército birmano justifica el golpe de Estado por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, con el aval de los observadores internacionales.
EFE