DW: Comunidad del Pacífico colombiano teme eventual fumigación aérea con glifosato

DW: Comunidad del Pacífico colombiano teme eventual fumigación aérea con glifosato

Soldados vigilan desde tierra la fumigación aérea con glifosato en Barbacoas, Colombia. Imagen del 12 de septiembre del año 2000. AFP

 

 

Los organizadores de la protesta, que además de Tumaco se realizó en otros nueve municipios del departamento, señalaron que el “regreso de las aspersiones con glifosato sería una agresión directa en contra de los derechos fundamentales de consulta previa, soberanía alimentaria, vida digna, salud, mínimo vital y paz”.





Por DW

En 2014, una sentencia de la Corte Constitucional colombiana ordenó la suspensión de las aspersiones aéreas luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyera al glifosato entre los herbicidas que pueden causar cáncer en humanos.

A mediados de 2015, durante el Gobierno de Juan Manuel Santos, el Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE) acató la sentencia del alto tribunal que dos años después emitió un nuevo fallo en el que estableció que sería posible reanudar las aspersiones aéreas si una investigación científica, de forma “objetiva y concluyente, demuestra la ausencia de daño para la salud y el medioambiente”.

Actualmente el Gobierno de Iván Duque avanza para completar esos requerimientos para con ello volver a las fumigaciones aéreas de cultivos ilícitos con glifosato, para lo cual todavía no hay fecha definida.

Catástrofe ecológica: quema de cultivos de coca en Guasca, Colombia. AFP

 

La protesta fue organizada por el Comité por la Vida y la no Aspersión Aérea-Costa Pacífica de Nariño, en el que participan consejos comunitarios, resguardos indígenas, comunidades campesinas y organizaciones sociales del territorio.

Los manifestantes protestaron contra la “intransigencia del Gobierno” que anuncia el reinicio inminente de las aspersiones “desconociendo los llamados de siete Relatores de Naciones Unidas, de la comunidad académica, de expertos ambientales, de las organizaciones sociales y del clamor de las comunidades campesinas, indígenas y negras”, que son los más afectados por la violencia.

Recordaron que diez municipios de la zona forman parte de los 30 colombianos con peores índices de necesidades básicas insatisfechas y que se trata de la región con mayor número de desplazamientos forzados masivos del país en los últimos años, afectada por amenazas y asesinatos contra líderes sociales.

Es un “territorio históricamente abandonado por el Estado que además está devastado económicamente por la pandemia del coronavirus, frente a esta crisis humanitaria la única respuesta que da el Gobierno es la retoma del envenenamiento con glifosato”, alegaron, advirtiendo que “el Estado solo llega en forma de herbicida”.

Nariño dejó de ser el departamento con más cultivos de coca en 2019, al pasar de 41.903 hectáreas a 36.964, según el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI); mientras que Norte de Santander (noreste) pasó a ocupar el primer lugar, al aumentar los cultivos de 33.598 hectáreas en 2018 a 41.711 en 2019.

Tumaco, que se caracterizó por ser el municipio con más coca en el país, fue superado por Tibú, en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela.

En el acuerdo de paz firmado en 2016 incluye la sustitución de cultivos como uno de sus puntos, para acabar con estos cultivos forma concertada con las comunidades con la puesta en marcha de proyectos productivos, y con la erradicación manual como última salida.