Después de la segunda dosis contra el coronavirus, los efectos secundarios podrían ser más intensos

Después de la segunda dosis contra el coronavirus, los efectos secundarios podrían ser más intensos

Un trabajador de salud extrae una dosis de la vacuna contra la enfermedad del coronavirus de AstraZeneca (COVID-19), en el centro de vacunación del Newcastle Eagles Community Arena, en Newcastle upon Tyne, Reino Unido, el 30 de enero de 2021. REUTERS / Lee Smith / File Foto

 

 

Hasta ahora, más de 27.1 millones de estadounidenses han sido inmunizados con la vacuna contra el COVID-19, y 6.4 millones ya han recibido su segunda —y última— dosis.





KATIE CAMERO // EL NUEVO HERALD

Al igual que sucede con las vacunas que se recomiendan con más regularidad, las dos autorizadas para combatir el COVID-19 producen algunos efectos secundarios, algo que se había previsto.

Muchas personas han reportado haber tenido fiebre, dolores de cabeza, fatiga, dolores musculares, y dolencia en el lugar del brazo en que se les inyectó.

Para muchos, los efectos secundarios han sido más fuertes después que se les inoculó la segunda dosis.

Según los expertos de salud, estos efectos secundarios no son más que indicios normales de que el cuerpo está desarrollando la respuesta inmunológica que hace falta para proteger a la persona de una enfermedad severa. Sin embargo, estos indicios tienden a llamar más la atención tras la segunda dosis, como si se tratase de una valla en la carretera a la que se le instalaron luces de neón.

La primera dosis llena el sistema inmunológico con instrucciones que le enseñan a las células cómo sacar a las proteínas inofensivas similares a las que el coronavirus usa para infectar a las personas. Entretanto, células especiales en el sistema inmunológico reconocen las proteínas como invasores extraños y le envían señales a otras células inmunológicas para que las combatan.

El resultado final es todo un ejército de anticuerpos cuyo principal objetivo es detectar y matar las verdaderas proteínas del coronavirus si el cuerpo las encuentra alguna vez.

La segunda dosis, que repite este proceso, es un firme recordatorio de la amenaza de infección.

La amenaza no solo hace que el sistema inmunológico trabaje más fuerte para ganar la batalla, sino que también solidifica la máxima protección contra el COVID-19, un objetivo que una sola dosis no puede lograr.

“El sistema inmunológico pregunta, ¿Por qué está ocurriendo esto 21 o 28 días más tarde?”, le dijo a The Atlantic el Dr. Mark Slifka, experto en vacunas e inmunólogo de la Universidad de Oregon de Salud y Ciencias.

Los usuarios de V-safe —una herramienta de los teléfonos inteligentes que se puede emplear para reportar los efectos secundarios a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) después de la vacuna contra el COVID-19— han reportado efectos secundarios más fuertes una semana después de recibir la segunda dosis, en comparación con la primera.

Los reportes de dolores musculares y fatiga fueron mayores tras la segunda dosis con la vacuna Pfizer-BioNTech, con cerca de un 17 por ciento a alrededor de 42 por ciento, y de alrededor de un 29 por ciento a aproximadamente 50 por ciento, respectivamente. Todas las otras reacciones luego de la vacuna, como malestar, dolor de cabeza, escalofríos, fiebre, hinchazón, dolores en las coyunturas y náuseas también fueron más notables.

En enero, el consejero sobre el coronavirus de la Casa Blanca, el Dr. Anthony Fauci, le dijo a la prensa que la segunda dosis que se le inyectó lo dejó “tumbado” durante cerca de 24 horas, de acuerdo con The Hill. “Fatigado. Con un poco de dolor. Escalofríos. No enfermo”, dijo.

“Es normal”, le dijo la Dra. Emily Landon, epidemióloga del Centro Médico de la Universidad de Chicago, al Chicago Tribune. “El sistema inmunológico hace un trabajo mayor la segunda vez … Digamos que es cuando la memoria se fija”.

Traducción de Jorge Posada