La peligrosa moda del corsé que se impone en Instagram

La peligrosa moda del corsé que se impone en Instagram

 

La cintura ajustada de manera antinatural es una marca registrada de Kim Kardashian

 

Luego de casi ocho horas de haber llevado un corsé, Shealee Governatori tuiteó: “Respiro como si estuviera en la Inglaterra del siglo XVII”. La chica de 20 años había comenzado a sentir, en realidad, dificultades para respirar. No sabía si lo iba a volver a usar? pronto se supo —trabaja en las redes sociales, subió las fotos— que lo hizo, aunque no por tanto tiempo, reseñó Infobae.





La inesperada resurrección del corsé es “el último frente en la batalla entre la comodidad y la moda”, como calificó The Wall Street Journal (WSJ) una exploración de esta tendencia peligrosa. Que es nueva si se considera que comenzó en 2015 cuando Kim Kardashian West y sus hermanas volvieron a utilizarlo y lo promovieron en Instagram. O es muy vieja, si se considera que es un instrumento para constreñir el cuerpo femenino con siglos de antigüedad.

A diferencia de una faja elastizada, con boches, cordones o varillas, los corsés del siglo XXI se promueven como auxiliares en un plan de pérdida de peso para afinar la cintura: se usan todo el día, y en particular mientras se hace ejercicio. “Los expertos en fitness tienen dudas sobre sus beneficios en el largo plazo, sin embargo, y algunas de las personas que las usan dicen que es tortura”, según el periódico.

 

 

Kate Proud, una comerciante de Australia, usó uno para ir a una boda. Su esposo y una amiga la ayudaron a meterse dentro de uno? a los 20 minutos comenzó a sentir “mucho calor” y la sensación de que “los órganos internos se me estaban apretujando”. Publicó una selfie en la misma posición en que Kardashian lo mostró, como si se sintiera cómoda? Proud puso la imagen junto a la suya en la que se veía, para respirar al mismo tiempo, con el corsé medio abierto. “Quise avisar a todas que ser una mujer real está bien”, dijo sobre la publicación.

 

 

Las opiniones que recogió WSJ son distintas, pero la mayoría se inclina contra la prenda. Stephanie Rodriguez, de Chicago, es la única que la aprecia: luego de una primera etapa de lucha —”uñas rotas, gruñidos”, la secretaria de 34 años lo usa “como una segunda piel” y cree que, junto con dieta y ejercicios, la ayuda a reducir su cintura. En cambio Sari Alvarez, de Fort Lauderdale, intentó usar un corsé durante un día y, al quitárselo porque no lo soportaba más, sintió un enorme dolor de espalda. “No pude dormir bien durante días”, dijo la asistente legal de 28 años.

 

 

Una entrenadora, Tracy Anderson, advirtió en su website que usarlo puede volver incómodo algo tan básico como comer, por la constante presión sobre el abdomen. Y un profesor de fisiología en la Universidad de Missouri, Steve Ball, señaló que en lugar de fortalecer los abdominales, los corsés los debilitan, porque cumplen funciones que de otro modo harían los músculos.

Los fabricantes de corsés —Waist Gang Society, Waist Shaperz y Angel Curves, entre los consultados— rechazaron esas quejas: son excesivas y carecen de base, argumentaron. Ruben Soto, presidente de Hourglass Angel, que fabrica corsés desde 2007, insistió en los beneficios de usarlos: “La cintura parece más fina, y eso puede mejorar la confianza”, dijo.

 

 

Algunos atribuyen a sus productos “acción termogénica”, es decir que producen calor, y el área del estómago suda mientras se lo usa. “Los corsés, que suelen costar entre USD 70 y USD 150, se promueven en Instagram, donde algunas marcas tienen cientos de miles de seguidores”, observó WSJ.

 

 

El nuevo look de las redes sociales se utiliza, en realidad, desde el siglo XVII. Dejó de estar de moda durante la Revolución Francesa, por las ideas de liberación que rechazaron los estilos aristocráticos. Recuperó el favor de los marcadores de tendencias en la década de 1810, y se mantuvo durante toda la era victoriana.