Recibí un alarido angustioso de mí gran amigo Jose Gregorio Delgado, con este comunicado: “La sociedad venezolana vive, hoy, un estado de desastre próximo al colapso. Todas las dimensiones que constituyen su estructura global, experimentan profundos procesos sistémicos de desintegración.
Este desastre es el efecto inevitable del proyecto deliberado de implantación de un modelo totalitario, dictatorial, de destrucción nacional, encabezado por
Nicolás Maduro y sus círculos de poder. Este proyecto y este modelo, como ha sido señalado por la Iglesia Católica, las academias, la universidades nacionales, instituciones de la sociedad civil y esclarecidas individualidades, ha causado (causa y causará si no se detiene) profundos daños antropológicos, en muchos casos irreversibles, que afectan la esencia de la parte del género humano que habita, desde hace siglos, el territorio venezolano y amenaza con la disolución de nuestra colectividad.
Existe solo una posibilidad pacífica para detener este proyecto inhumano: la reunificación nacional con el propósito de detener y desplazar del poder a la cúpula que lo impulsa y dirige. La actividad de reunificación de la nación debería comenzar por el ejercicio de una voluntad política que se plantee, de inmediato, un diálogo interno entre los factores políticos que adversan el proceso de destrucción y que debe permitir la formulación de una estrategia de acción conjunta de los factores democráticos.
Este diálogo debe abarcar a todos los ámbitos sociales y no debe ser postergado. Debe comenzar ya”.
La gente dice: si no se unen no llegan a ninguna parte. Cada uno con sus razones, todas válidas: abstencionistas, institucionales, intervencionistas…pero lo importante es la UNIDAD.
La sociedad venezolana debe dar un paso adelante en este sentido, basta ver cómo a los pacientes de diálisis protestan les lanzan bombas lacrimógenas, los disuelven y no hacemos nada; saber que familiares mueren por falta de medicinas y no hacemos nada; ver, ya no son fotos, ver a la gente comer de la basura y no hacemos nada. La mayoría no está de acuerdo con esas sentencias de muerte progresivas, pero se conforman con un carnet, mentiras, espejismos, frases hechas, confrontación…pero ¿cómo no conformarse? Si no hay una propuesta alternativa ¿Por qué y para qué luchar? necesitamos un motivo para votar, protestar, para arriesgarnos… pero todos. Darle sentido y contenido a la lucha. Nadie va a arriesgar su vida por nadie, menos por Borges, Capriles, López…olvídenlo, dan su vida por su familia, por su futuro, por un mundo mejor.
Por estas razones, desde este pequeño espacio hago un llamado a los partidos políticos, gremios, movimientos sociales, grupos de opinión, personalidades, dirigentes sociales…todos erramos es hora de enmendar. Construir un proyecto político de cambio real y sincero, que lo llevemos a todas las comunidades, sin egoísmos, sin exclusión, que genere esperanza en los venezolanos y cambiemos juntos esta tragedia.
A los inmediatistas, línea pensante, como la llama Luis Vicente León, les digo: no es mañana, ni pasado, hay que trabajar, no se puede hacer desde la comodidad de unas estructuras vacías, ni desde las redes. Esto necesita de un gran esfuerzo y desprendimiento de todos.
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@carlotasalazar