Julio César Arreaza B.: El día después

Julio César Arreaza B.: El día después

Así amanecerá Venezuela, el 16 de octubre de 2017, el día después. Despertaremos con la realidad de la escandalosa inflación del mes de septiembre elevada a 37%. Las familias dedican 90% de sus ingresos a la comida. Observamos un 80% de reducción de las importaciones en los últimos 4 o 5 años, aquí se importa casi todo lo que comemos. El régimen forajido destruyó 1/3 de la economía del país en 2 años, una bomba-solo-mata-gente. Diariamente 6 niños mueren por desnutrición. La violencia cobra 78 vidas cada día. Tenemos una tasa de 21% de desempleo, son 3 millones de personas. Este período escolar comenzó con una reducción de 500 mil muchachos. No se consiguen 78% de los medicamentos. De cada 100 niños 70 no están vacunados en Monagas, de vuelta el sarampión, la tuberculosis y la difteria. Padecemos 30 meses continuos de racionamiento de agua potable, 8 de cada 10 personas tienen parásitos y un millón casos de diarrea.

Bajo este contexto y con la engañifa del falso diálogo para ganar tiempo, el país se asfixia. Resulta intolerable esperar hasta el 2019 o el dos mil siempre. La criminal estrategia dilatoria pretende imponer el apaciguamiento, la sumisión total, torcerle el pescuezo a la sociedad para que claudique a las condiciones de lucha democrática.

La agenda democrática del día después es el impostergable cambio político, que abra la puerta a un gobierno de transición para iniciar la reconstrucción. Busquemos, en unidad nacional, una solución en grande que conlleve a los pasos conducentes para que la sociedad se pronuncie de manera transparente, libre, universal acerca del futuro del país. Reencuentro y reconstrucción. Un país con todo para ser mejor, lo condujeron la destrucción.

La sociedad debe recuperar el control de sí misma sobre las bases de una nueva ética-cultura y una educación de calidad y mérito. Retomemos la ruta de la libertad acordada el 16-07, ese día el soberano se involucró en la designación de los poderes públicos. La AN nombró un TSJ legítimo. El mandato es exigir que la FA se ponga del lado de la democracia.

Reunifiquémonos en torno a la raíz del problema: la situación estructural de hambre, no aguantamos tanto dolor ni humillación.

Conformemos un nivel de energía, como el emergido de la unidad alrededor de los 4 meses épicos de protestas, que provoque el quiebre del régimen, bajo una dirección comprometida con el restablecimiento de la democracia.

Que la AN nombre ya un CNE legítimo, que respete la soberanía popular. La OEA destaca con iniciativas inéditas: la Comisión que investiga casos de lesa humanidad y facilitando la sede para la instalación del gobierno judicial legítimo.

Contamos con dos poderes públicos autónomos y legítimos: la AN y el TSJ. Dos baluartes.

¡No más prisioneros políticos, torturados ni exiliados! 

 

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