Un policía de Colombia murió este lunes tras recibir un impacto de bala en medio de un combate con un grupo desconocido en zona con presencia de la guerrilla ELN, única activa del país, y bandas criminales, informaron fuentes oficiales, según reseñó AFP.
“Condenamos vil ataque en Norte de Santander donde es asesinado el patrullero Neyder Samir Páez Sánchez. Solidaridad con sus familiares”, escribió el director de la Policía, general Jorge Nieto, en su cuenta en Twitter.
El uniformado, de 25 años, “fue impactado por un proyectil a la altura del abdomen, en medio de un intercambio de disparos” en el municipio de Sardinata, departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, indicó la Policía en un comunicado.
Aunque la autoridad no señaló al responsable de la muerte, afirmó que en el lugar operan el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista) y la banda criminal Los Pelusos.
El de Norte de Santander es el tercer departamento del país con más sembradíos de hoja de coca, materia prima de la cocaína, con 24.831 hectáreas.
Colombia es el principal cultivador mundial de hoja de coca con 146.000 hectáreas de sembradíos, y también el mayor productor de esa droga, con 866 toneladas en 2016, según la ONU.
Por información que conduzca a los responsables del ataque en contra de Páez Sánchez, que llevaba tres años y siete meses en la institución y tenía dos hijos, la Policía ofreció una recompensa de 20 millones de pesos (unos 6.600 dólares).
El ELN y el gobierno de Juan Manuel Santos iniciaron diálogos en febrero en Quito para superar medio siglo de conflicto armado, que desde la década de 1980 ha tenido en el narcotráfico una fuente de financiación para los grupos rebeldes.
Con las negociaciones, Santos busca la “paz completa” tras la firma en noviembre de un pacto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), ya desarmadas y en tránsito a la vida civil y en transformación a partido político legal.
La conflagración interna colombiana ha enfrentado durante 53 años a guerrillas, paramilitares y agentes estatales, con saldo de 260.000 muertos, 60.000 desaparecidos y 7,1 millones de desplazados.