Después de que la selva colombiana fuera su casa y su infancia quedara ligada a un arma, Catalina y Manuel, dos niños ex soldados de las FARC, han dejado su pasado atrás gracias a programas de reinserción social y laboral, y han asegurado que sirven como ejemplo de que “la paz en Colombia es posible”, reseñó EFE.
Un hogar desestructurado y violento fue el motivo que llevó a Catalina a unirse a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cuando tenía trece años, según explicó a Efe.
Manuel, por su parte, se apuntó con su hermano para cambiar de vida y “por curiosidad” cuando acababa de cumplir catorce años.
Para huir de la guerra fue clave para Catalina y Manuel -nombres ficticios de estos jóvenes de 19 y 18 años- la ayuda de Ciudad Don Bosco, la institución de Misiones Salesianas de Medellín que lleva más de 15 años ocupándose de la acogida, ayuda, educación y acompañamiento a menores desvinculados de la guerrilla.
“Ahorita soy otra persona”, dijo Manuel, que forma parte de los más de 2.300 menores que han realizado con éxito un proceso de reconstrucción personal en esta institución, que trabaja en colaboración con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
Manuel aprendió a leer y a escribir en el centro y cuenta orgulloso que ahora es técnico en metalmecánica y trabaja ocho horas diarias.
Desde el primer día que entran en los grupos armados, los niños soldado dejan su infancia atrás para convertirse en guerrilleros con responsabilidades y en un ambiente en el que prima la desconfianza.
Cuando llegan a Ciudad Don Bosco los jóvenes desmovilizados presentan inicialmente dificultades para desarrollar relaciones afectivas verdaderas.
Es por ello que necesitan de ayuda psicológica, especialmente en el caso de las niñas, muchas de las cuales ha sufrido abusos sexuales, dijo Areiza.
“Los chicos están acostumbrados a un estilo de vida militar y descubrir las oportunidades que les ofrece el mundo es aterrador para ellos”, dijo a Efe el director del centro, el padre Rafael Bejarano.
En la dinámica de Ciudad Don Bosco, los jóvenes que han dejado la guerrilla hace más tiempo ayudan a los recién llegados en un proceso conocido como “pedagogía de la confianza”.
Además, desde los trabajadores del centro buscan restablecer el vínculo del menor con su familia que muchos abandonaron a una temprana edad.
El acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC puede ahora favorecer el regreso de los antiguos niños soldado a su entorno familiar, aseguró Bejarano.
A día de hoy aún existen un número indeterminado de menores en las filas de las FARC, de acuerdo con los responsables del centro.
El Gobierno de Colombia y la guerrilla acordaron, el pasado noviembre, poner fin a 50 años de conflicto que han dejado más de 260.000 muertos, ocho millones de víctimas y que ha convertido a Colombia en el único país de Latinoamérica en el que existen niños soldado.
“Los acuerdos son una oportunidad nueva que estamos viviendo, es una esperanza”, opinó Manuel, que pronosticó que el proceso “llevará tiempo” y que espera ver un país libre de violencia y “poder disfrutar de las pequeñas cosas” de la vida, sin temer por las consecuencias que implican haber huido de la guerrilla.
Por su parte, Catalina recordó que “la guerra la estamos viviendo todos”, y pidió a sus compatriotas que dejen el rencor atrás.
“Debemos perdonarnos”, dijo la joven, que espera, en un futuro, ejercer de enfermera o abogada especializada en los derechos de los niños.
Catalina quiso enviar un mensaje a sus compatriotas y, sobre todo, a aquellos niños que aún no ven que otro futuro es posible.
“Sí, somos un ejemplo (de que la paz es posible) y aunque todos los seres humanos cometemos errores, entre todos podemos crear una nueva Colombia”, recalcó.
El director de Ciudad Don Bosco coincidió con sus protegidos: “Indudablemente Colombia está viviendo un momento precioso, el acuerdo de paz de las FARC y la voluntad de diálogo del Ejército de Liberación Nacional (ELN) son un regalo”.
El mensaje de esperanza de Catalina y Manuel ha sido recogido por el cineasta Raúl de la Fuente en el documental “Alto El Fuego”, que se presenta hoy en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra como parte de su gira de promoción del filme por Europa.