“Usaba pantalones talla 36 y ahora me pongo los viejos que son 34 y todavía me quedan medio flojos”. Con esta afirmación, el comerciante Adán Montes explicó cómo la escasez de alimentos ha comenzado a reflejarse en su físico. Así lo reseña eltiempo.com.ve / Giovanna Pellicani
Reveló que desde hace dos meses no compra pollo ni carne para sus dos hijos adolescentes y su esposa Mirtha.
Comentó que ella ha tenido que reducir la porción de comida cada vez que sirve el desayuno, el almuerzo y la cena, pues el salario mínimo que ganan ellos dos no les alcanza para adquirir los productos de la cesta básica.
“Tenemos un mes comiendo sardina con yuca, pero como aumentó estamos comprando masa de maíz molido. Nos ha comenzado a caer mal porque los vendedores la tienen todo el día en una mesa. A veces la ofrecen medio piche”.
El ama de casa Ruth Castillo coincidió con el comerciante. Aseguró que en dos meses ha bajado seis kilogramos, pues prefiere acostarse sin cenar que reducir la porción de comida de su pequeña Lucía, quien tiene 8 años de edad.
Otra de las que dice haber bajado de peso por la escasez de alimentos es la comerciante Luz Gutiérrez. Ella ha tenido que comenzar a usar correa, porque los pantalones ya no se ajustan al cuerpo.
“No hay comida y la que se consigue está súper cara. Nos está pegando la dieta de Maduro. Tengo dos vecinas que se ríen porque estoy en la línea. Ellas no pueden hablar mucho porque ya se les ven los huesos en el pecho”.