Así de grave estamos, entonces ¿Qué se está contemplando desde el gobierno? Pudiera ser que nos ven condenados a repetir la historia de otras latitudes, en las que, la indiferencia se alzó como un denominador común que no permitió la organización del pueblo y antes de referirme directamente al caso venezolano, me permitiré citar a Martin Niemöller, (Cuando los nazis vinieron por los comunistas, 1946)
“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.”
Martin Niemöller
Ahora bien, en Venezuela ya hemos vivido: Expropiaciones, persecuciones políticas, exilios, antisemitismo, xenofobia, homofobia y muchas otras persecuciones dirigidas desde la tendencia que se mantiene en el gobierno; al punto de poder reeditar varias veces el discurso de Niemöller en el que la acumulación de indiferencias de la población garantiza la permanencia de quien ostenta el poder.
Sin la intención de responsabilizar a nadie: Venezolanos en el extranjero, partidos políticos, instituciones, dirigentes políticos, representantes del gobierno (solo algunos), los venezolanos que hacen colas y los que esperan que por fin les llegue la bolsa de comida; todos, absolutamente todos, parecemos agobiados. Las noticias, incluso las censuradas, se acumulan junto a los rumores, cadenas y otras terribles comunicaciones, pero también se incrementa el drama por no tomar decisiones definitivas y es allí cuando la indiferencia pareciera hacerse natural, son tantas las cosas que nos afectan, que cada quien se ve obligado a tratar de defender su entorno más próximo, pero lamentablemente haciendo esto, perdemos la posibilidad de convertirnos en una verdadera unidad, no solo la electoral, mientras tanto: De reprimir para dispersar protestas, pasamos a asesinatos durante la dispersión de las protestas; de hacer largas colas por alimentos, pasamos a la exclusión política de los beneficiarios; de protestas e intentos de saqueos, pasamos a saqueos generalizados y todavía puede estar por venir lo peor desde las tinieblas de una indiferencia obligada.
Si también consideras que el gobierno perdió todo su talante democrático, conviene que nuestros esfuerzos no se pierdan en la indiferencia de los entornos más próximos, entonces, empecemos a cambiar nuestra forma de hacer las cosas, pensemos en lo colectivo, ayudemos desde donde estemos y organicemos la protesta. El plan del gobierno es uno y parecen obligados a empujarnos para que abandonemos cualquier mecanismo constitucional de cambio, pero, nosotros también estamos obligados a lograr el cambio y exigir justicia y libertad ¿Al final quién podrá más: El gobierno y su temor o el pueblo y su justicia? La indiferencia podría definirlo todo.