La felicidad proviene de un interés sincero por los demás y de valorar su felicidad por encima de nuestras necesidades egoístas. Los actos de bondad y generosidad nos conectan con los demás de forma significativa. Conducen a tener amistades cálidas y una sensación de autoestima. Así lo reseña toyfeliz.net
La felicidad – un sentido de bienestar, paz mental y satisfacción con nuestra vida- es un sentimiento que todos deseamos. Cuando tenemos incluso una pequeña muestra de ella no queremos que termine. No estamos hablando de placer o de diversión, sino del estado mental subyacente con el que experimentamos todo.
Pero ¿cuál es la fuente de la felicidad? El budismo dice que su mayor fuente es apreciar a los demás: cuidar del bienestar y la felicidad de los otros con amor y compasión. El opuesto directo de ello, estar preocupados sólo por nosotros mismos de forma egoísta, únicamente conduce a la infelicidad. Hace que nuestra mente y nuestro corazón estén cerrados y estrechos. A través de la preocupación centrada en nosotros mismos, experimentamos soledad, depresión y somos profundamente infelices. Apreciar a los demás nos conecta con ellos, nuestro corazón se abre y se llena de sentimientos cálidos. Incluso nos sentimos mejor físicamente. Al interesarnos por la felicidad de los demás, tratamos de ayudarlos tanto como podamos y evitamos hacerles cualquier cosa que pueda causarles daño.
Esto da como resultado amistades confiables; tener buenos amigos hace que nuestra vida sea más significativa. Con el apoyo emocional de familiares y amigos, encontramos la fortaleza para lidiar con lo que suceda en la vida.
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