Es posible que en medio de la sequía en California, la mariposa monarca haya encontrado una gota de esperanza.
Por GILLIAN FLACCUS, Associated Press
Los dueños de casas en los suburbios están quitando sus céspedes secos y sembrando en sus jardines algodoncillo nativo del chaparral y los desiertos de California. Las asclepias, además de ser resistentes a la sequía, tienen el potencial de ayudar ahorrar agua y a las monarca al mismo tiempo, ya que la hembra sólo deposita sus huevos en algodoncillo.
La existencia de las majestuosas mariposas negras y anaranjadas se ha reducido de 1.000 millones a menos de 60 millones en las últimas dos décadas ya que el algodoncillo se ha reducido en todo Estados Unidos presa del desarrollo y pesticidas.
Hace algunos meses, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos anunció una inversión de 1,2 millones de dólares para restaurar el hábitat; otros proyectos nacionales tienen como objetivo distribuir semilla de algodoncillo por correo y construir bases de datos de hábitats de reproducción. Ahora, ya sea por opción o suerte, los ecologistas esperan que los paisajistas californianos que buscan ahorrar agua puedan propiciar el aumento de las mariposas en la costa oeste.
“Es una forma muy importante de ofrecer un hábitat muy importante para una mariposa muy importante”, dijo Greg Rubin, presidente de Own Native Landscape Design, Inc. de California.
Las ventas mejoraron 50% esta temporada en el vivero de Tom Merriman en Vista, California. Hace cinco años, Merriman no vendía algodoncillo; pero este verano vendió más de 14.000 plantas y está enviando camiones repletos de semillas a toda California y otros estados secos del oeste como Arizona, New Mexico y Utah.
Decenas de monarcas revolotean en un patio que él construyó junto a sus invernaderos, y a veces se cuelan al interior de ellos para poner sus huevos en plantas que esperan ser vendidas.
“Si hay plantas, vendrán”, dijo Merriman, quien tiene un invernadero con 8.000 algodoncillos de una docena de especies. “Tuvimos crisálidas en palas, las tuvimos en carretillas. Estaban en todos lados, debajo de las mesas. Estábamos liberando 500 orugas por semana por el algodoncillo nativo”.
Sin embargo, algunos expertos temen que aquellos que plantan algodoncillo en sus casas en California en realidad causen daño queriendo hacer el bien, debido a que, sin saber, podrían terminar sembrando algodoncillo tropical o “exótico”, con sus coloridas flores rosas y amarillas.
El algodoncillo exótico es más atractivo que las variedades desérticas pero podrían interferir con la conocida migración de las monarca.
El algodoncillo nativo se oculta en el invierno y las mariposas no tienen más opción que continuar con su viaje. Pero las variedades tropicales florecen y proporcionan un lugar para depositar sus huevos todo el año, lo que podría distraer a las hembras e interrumpir los patrones de migración. AP