Gloria al movimiento estudiantil universitario, a sus dirigentes en todo el país, a los miles de jóvenes que han dado muestras de su amor por Venezuela y de su vocación de lucha por la libertad y la democracia. En la calle, pacíficamente y sin armas han demostrado su determinación de ponerle punto final a la dictadura. El régimen está al descubierto y Maduro desnudo, lleno de complejos y rodeado de aliados circunstanciales y poco confiables, no sabe que hacer. Se desmorona. Son patéticos sus llamados a un “diálogo” hipócrita y extemporáneo, sin tener el coraje de liberar a los presos e investigar y sancionar a los ya identificados responsables de las agresiones. Esto incluye a gobernadores militares de estados importantes como Táchira, Mérida y Carabobo, para sólo mencionar algunos.
La salida posible pasa por la renuncia de Maduro y de todo el gabinete. Podemos dialogar con sinceridad sobre la necesaria transición hacia una verdadera democracia y la reconstrucción ética, económica, social y política de la nación. Sé que en el alto gobierno hay quienes piensan en esta posibilidad. Sus mensajes no deben caer en el vacío de la desconfianza, aunque es fácil que esto suceda. Hay que remover las piedras del camino que entorpecen el entendimiento. Libertad inmediata para Leopoldo López.
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