José Vicente Carrasquero: Malandros buenos y opositores malos

José Vicente Carrasquero: Malandros buenos y opositores malos

Estamos en una situación política bastante compleja. Se hace cada vez más difícil tratar de explicar desde alguna perspectiva racional lo que está pasando en Venezuela. La forma como la cúpula gobernante se refiere a la oposición contrasta dramáticamente con el trato amable que reciben los criminales.

Por un lado, Maduro se refiere a los delincuentes que asesinan, secuestran y roban al venezolano común, como unos muchachos descarriados que no tuvieron oportunidades en la vida. Que al final lo que terminaron fue siendo víctimas de novelas que seguramente nunca vieron o de video juegos que muy probablemente nunca jugaron. El tratamiento hacia estas personas que depredan al pueblo venezolano es respetuoso. Es una invitación a incorporarse al bien. Dejar lo que están haciendo para meterse en el mar de oportunidades que significa recibir ayudas del estado, como si las mismas fuesen suficientes para compensar la cantidad de dinero que se produce a través de la criminalidad.

Un video que parecía extraído del expropiado canal VTV, presentaba a un capitoste del régimen negociando con unos señores que aceptaban ante las cámaras que ellos eran unos criminales. Que habían cometido fechorías. Que las mismas se quedarían sin castigo porque el gobierno los convence de entregar sus armas y deponer su actitud violenta.





No me queda más remedio que permanecer escéptico ante semejante acto de inocencia política. Difícilmente podrá compensar la ayuda del gobierno para conformar cooperativas o enseñar a trabajar, la cantidad de dinero que produce la segunda industria más importante del país: el crimen.

Por el otro lado, las cabezas del régimen la emprenden contra la oposición que los legitima en el poder al participar en procesos electorales. Los tilda de vagos, de ladrones, de golpistas y de todos esos epítetos que salen de las enfermas mentes de quienes detentan el poder en este momento. Las fuerzas del orden público la emprenden con furia inusitada contra quienes ejercen el legítimo derecho a la protesta contra el que es, sin duda, el peor gobierno que conozca la historia venezolana.

La cuestión no se queda en violentas arremetidas contra quienes se manifiestan contrarios a las políticas del gobierno. Además se inicia lo que no se hace con los homicidas: se les presenta ante la fiscalía siempre presta a acusarlos de crímenes horrendos que los reducen, por terrorismo judicial, a presos ambulantes.

Sin duda, si el gobierno intercambiara los tratamientos que le da a estos dos grupos la situación del país sería totalmente distinta. Habría menos criminalidad con una fuerza policial dedicada a combatir al delito, más que a la represión de manifestaciones. Además, tendríamos una situación política menos conflictiva, en la cual las fuerzas políticas estarían aunando esfuerzos para salir del hueco en el que nos hundieron las desastrosas medidas económicas de este gobierno.

Podría el gobierno tener un mejor entendimiento con los empresarios e industriales que tanto necesita para combatir los dos peores enemigos que tiene: la escasez y la inflación. Por el contrario, los ataca sin piedad. Les quita incentivos para seguir trabajando. Los desprecia y los amenaza permanentemente. Hay que ser un valiente para seguir trabajando bajo estas condiciones.

Pero. ¿Puede este gobierno escapar de sus actuaciones suicidas? Pienso que no. Contrario a lo que la mayoría de las personas con las que hablo creen, estoy seguro de que el destino de esta clase política está marcado por su ignorancia e incapacidad para entender la situación que están manejando.

La peor desgracia de Maduro es no tener la capacidad para darse cuenta que el equipo económico que lo rodea, ni es equipo, ni sabe nada de economía. Todo eso configura la explicación de lo que estamos viviendo: un país que se les deshace entre las manos.