El jurista Jesús María Casal aceptó la convocatoria que le hizo la Mesa de la Unidad Democrática para ordenar el debate sobre la necesidad de recuperar la institucionalidad democrática consagrada en la Constitución, en el entendido de que los contrapesos se han debilitado progresivamente durante los 14 años de gobierno chavista.
Evalúa con escepticismo la propuesta de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, surgida paralelamente en la oposición y el oficialismo. Considera que no están dadas las condiciones para elaborar una nueva carta magna que sea el resultado de un debate suficientemente plural. Teme que se impongan los cambios que se promovieron con la fallida reforma constitucional y que, en definitiva, la imposición del socialismo como forma de gobierno conduzca a una mayor concentración del poder en manos del Presidente de la República.
—¿Para qué le serviría al Gobierno una Asamblea Nacional Constituyente?
— Una Constituyente promovida por el Gobierno estaría dirigida a eliminar o, al menos, a flexibilizar los principios de pluralidad política y federalismo. Quizás insistan en las propuestas que fueron rechazadas en 2007 sobre la nueva geometría del poder. Probablemente intenten la constitucionalización del socialismo, lo cual socavaría la esencia de la democracia. No sería una reforma para más estado de derecho, sino para más poder para el Ejecutivo.
No hace falta una Constituyente sino cumplir con la Constitución. El estricto respeto a la carta magna es imprescindible en democracia. La necesidad fundamental, lo más urgente e importante es recuperar la institucionalidad: designar nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, rectores del Consejo Nacional Electoral y el contralor general de la República, mediante los procedimientos participativos y plurales establecidos en la Constitución. Es imprescindible corregir los vicios en la integración de los comités de postulaciones para elegir a las autoridades de los órganos de los poderes públicos que, en la práctica, han implicado la sustitución de diversos representantes de la sociedad civil por diputados del oficialismo. Que la Asamblea Nacional sea un espacio de deliberación plural y no para sorprender y aniquilar al adversario político, mediante el relajamiento del Reglamento Interior y de Debates.
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