Identificado por diferentes estudios y sondeos como el país más feliz pero también como el más estresante y conflictivo de Suramérica, a Colombia nadie parece poder disputarle el título de la nación más contradictoria.
Efectivamente, según el Índice Mundial de la Paz –publicado esta semana por el Instituto para la Paz y la Economía, con sede en Australia– Colombia es, y por mucho, la nación menos pacífica del continente americano.
Y su elevada tasa de homicidios –31,4 por cada 100.000 habitantes, una de las 23 variables consideradas para dicho índice– es también uno de siete criterios recientemente empleados por la agencia Bloomberg para ubicarla a la cabeza del ranking de países suramericanos “más estresantes”.
A comienzos de este año, sin embargo, una encuesta de la firma Gallup determinó que Colombia no solamente era el país el país más feliz de la región, sino el más feliz de todo el planeta.
Y la nación también ocupa puestos destacados en mediciones de felicidad un poco más complejas, como el Índice del Planeta Feliz de la New Economics Foundation (NEF), en el que actualmente ocupa el tercer puesto.
“Variables diferentes”
Para el profesor Julio Eduardo Cruz, del departamento de Psicología de la Universidad de los Andes, en Bogotá, la aparente contradicción es el resultado de la medición de variables completamente diferentes.
Y es que mientras rankings como el de Bloomberg consideran factores “objetivos” –en este caso tasa de homicidios, PIB per cápita, desigualdad en los ingresos, tasa de desempleo, corrupción, expectativa de vida y contaminación del aire– la percepción de felicidad en países como Colombia estaría más vinculada a factores que podrían denominarse “subjetivos”.
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